El éxito del iPhone 7: ser un objeto de deseo.


Obviando la falta o pocas novedades a nivel hardware del dispositivo estrella de los chicos de Cupertino en cuanto se presentó el efecto Apple llegó y caló hondo tanto a fieles de la marca como a sus detractores; incluso a alguno que otro despistado y herido usuario del Note 7 de Samsung. 

Cook amplió el abanico de países de la primera oleada de disponibilidad, tal vez consiente de los malos resultados financieros que presentaría tiempo después. Sea como fuere, la demanda sobrepasó a la oferta generando tiempos de entrega -vía Apple Store- de incluso de más de un mes. 

Y lo que fue tras la Keynote un iPhone 6ss (por diseño e innovaciones) que no merecía/merece la pena (viéndolo fríamente) si eres usuario de una e incluso dos generaciones atrás (un guiño a los 6) fue convirtiéndose rápidamente en un objeto de deseo

Pero de un deseo diferente que lo que normalmente tienen los dispositivos de la manzana mordida. Este más bien fue por un ¿qué tanto tiene de bueno para que todos lo quieran?

Ni en la Apple Store on line, en tiendas licenciadas por la marca (Apple Reseller) ó las tiendas especializadas (léase un Bestbuy) era/es posible  al día de hoy (29 de octubre, 2016) encontrar alguno de los nuevos iPhone. A lo mucho se llega a hacer pre-compras con una entrega estimada de al menos -sin atreverse a asegurar- tres semanas. No hablemos de colores (Jet Black o Negro Mate, sobretodo) ó capacidades (128, 256 gb).

La fórmula funcionó. 

Si fue por una mala planeación (estimar que venderían menos) o -lo que apuesto más- una estrategia de marketing, el tener menos dispositivos listos para su salida, y entregarlos por tanto con mucho tiempo de espera, generan que el gadget manzanero se convierta en algo digno de desear y esperar

Quitémosle la ausencia del conector jack, de si es un buen equipo, de si los colores nuevos son geniales o muy delicados (sí, a ti te hablo Jet Black), si las dos cámaras son necesarias o si el Fusion genera ruido. El iPhone 7, en su escasez, se convierte en un equipo interesante, que llama la atención y que merece ser comprado… la espera lo hace aún mucho mejor. 

Ser deseado -porque no hay en existencia- es la nueva fórmula del éxito del iPhone 7. 

¿Tan bajo necesita caer Apple?



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